
5 factores protectores para reducir el riesgo de tener esta enfermedad El 47% de las muertes por cáncer ginecológico ocurre en mujeres con cáncer de ovario.
Los oncólogos destacan que lo más importante es tratarse en centros de salud especializados en esta patología.
A nivel mundial, el cáncer de ovario ocupa el 10° lugar en incidencia y mortalidad entre todos los tipos de cáncer, según datos de Globocan 2022. El riesgo de desarrollar esta enfermedad aumenta en un 2% en mujeres menores de 50 años y en un 11% en mayores de 50.
Los principales factores de riesgo son la menarquia precoz, la menopausia tardía y las mutaciones genéticas. El Dr. Clemente Arab, Jefe de Ginecología Oncológica de FALP, comenta: “Tanto la pubertad precoz en las niñas como la llegada de la menopausia de
manera tardía en las mujeres adultas, son parte de los detonantes de este cáncer. La mayoría de los cánceres de ovario hereditarios se deben a mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2”.
Además, hay un obstáculo no menor para detectar estos tumores, ya que no existe una forma de diagnóstico temprano. De manera preventiva, se recomienda que a la mujer se le extirpen las trompas de falopio si se somete a una cirugía ginecológica benigna, como la
extracción del útero por miomas, por ejemplo, o si se ligan las trompas como método de esterilización quirúrgica.
Confusa sintomatología El cáncer de ovario suele diagnosticarse en etapa avanzada porque los síntomas se confunden con los de otras enfermedades, específicamente digestivas. Por lo mismo, el principal problema radica en que diversos síntomas -como dolor y distensión (hinchazón) abdominal, meteorismo, dolor pélvico, sensación de saciedad precoz con las comidas y, menos frecuentemente, constipación (estitiquez), náuseas y vómitos, entre otros- pasan inadvertidos por años, hasta que al descartar todas las otras posibles patologías se llega al
diagnóstico de este cáncer, muchas veces, cuando ya es tarde.
¿Qué se puede hacer entonces? Existen algunos factores protectores que, según estudios especializados, pueden incidir en la reducción del riesgo de este cáncer, entre ellos los siguientes:
Factor protector Porcentaje de reducción de riesgo
Histerectomía (resección
quirúrgica del útero completo)
20% en mujeres que tuvieron esta cirugía.
Uso de anticonceptivos orales 50% o más en quienes los utilizaron por 10 o más años.
Salpingectomía (extirpación de las trompas de falopio)
64% en pacientes que se sometieron a esta
intervención.
Lactancia 30% en pacientes que dieron de mamar versus
aquellas que no lactaron.
Partos 50% en mujeres con dos partos.
“Lamentablemente, este cáncer es de difícil tratamiento. Es una enfermedad que exige cirugías de gran envergadura y alta complejidad, que deben ser realizadas por profesionales altamente calificados en centros preparados para ello. Se requiere de destrezas quirúrgicas
especiales y avanzadas, que permitan maximizar las posibilidades de extraer exitosamente todo el tumor y, al mismo tiempo, manejar adecuadamente las potenciales complicaciones”, concluye el Dr. Arab.